La Unión Europea y Estados Unidos tienen previsto anunciar este viernes un acuerdo por el que Washington proporcionará hasta un máximo de 15.000 millones de metros cúbicos adicionales de gas natural licuado antes de final de año. La cantidad (en realidad aún por definir porque depende de los contratos ya firmados por las empresas, que están estudiando las posibilidades) no sirve para cubrir las necesidades del continente, pero sí para reducir un poco más la dependencia de las importaciones rusas, el principal objetivo geoestratégico ahora mismo para el Viejo Continente
«Vamos a presentar un nuevo capítulo de nuestro partenariado energético», ha señalado este jueves la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a su llegada a la reunión del Consejo Europeo. La presidenta se ha visto con Joe Biden en la Cumbre de la OTAN y en la reunión del G7, y mañana por la mañana formalizarán el anuncio.
«Es gas natural licuado desde EEUU a los Estados miembro para reemplazar el gas ruso que recibimos ahora«, ha añadido la alemana. Se espera que tras las conversaciones bilaterales de hoy haya probablemente dos comunicados mañana, uno más general de colaboración o con menciones a la situación en Ucrania y otro de corte energético, también con aspectos sobre el hidrógeno. Las cantidades exactas se están todavía perfilando.
En el año 2021 EEUU proporcionó 22.000 millones metros cúbicos a Europa, mientras que las compras a Rusia están en el entorno de los 50.000, según cifras continentales recogidas por ‘Financial Times’. Bruselas lleva semanas llamando a todas las puertas para intentar encontrar vendedores con los que cubrir esos 50.000 millones de metros cúbicos, desde Egipto a Catar, pero el mercado está saturado y las cifras no salen.
El plan tiene un ángulo que apunta directamente a España. Hasta un tercio de las capacidades de regasificación y de almacenamiento de la UE están en nuestro país, según datos de Gas Infrastructure Europe (GIP), pero al mismo la interconexión de la Península Ibérica con el resto del continente está por debajo del 3%, lo que la convierte en una especie de «isla energética». Y al mismo tiempo, las naciones más dependientes de las materias rusas son las que cuentan con menos instalaciones para beneficiarse del gas licuado que venga de fuera. La OTAN pacta blindarse ante un ataque nuclear
Precisamente, Washington ha anunciado este jueves que el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, viajará en los próximos días a Israel y Palestina, pero también a Marruecos y Argelia, para abordar con ambos países, entre otras cuestiones, la cuestión del Sáhara y el gas. La agenda oficial es temas de seguridad y estabilidad regional, cooperación comercial, derechos humanos y libertades fundamentales, pero los suministros de gas en un momento tan delicado, y tras el giro en la posición española, serán parte inevitable de las conversaciones.
A finales de enero, Estados Unidos y la Unión Europea sellaron un acuerdo para garantizar el suministro energético al mercado comunitario ante la posibilidad de ruptura con Rusia en plena escalada de tensiones con Moscú. Von der Leyen y Biden firmaron, en ese momento, una declaración por la que se comprometían con la seguridad y la sostenibilidad energética así como la aceleración hacia las energías limpias, informa Efe.